domingo, 16 de marzo de 2008

Policías en acción

El tiempo y las cosas pasan tan rápido que no dejan de asombrarme en pleno siglo…. XXI ... ¿no?.... y lo peor de todo es que hay hechos que a nadie asombran y parecen ser normales cuando en realidad superan lo pretendidamente humorístico de este blog. Ocurre que aquí cerquita nomás de mi casa, como he dicho en alguna otra columna, en el nunca bien ponderado Barrio Hipódromo de La Plata, hace un tiempo abrió un negocio que parece ser una pollería , pollajería o venta de pollos (como se diga) . El negocio en cuestión trae muy buenos productos de campo y poco a poco ha ampliado su oferta. Hace un tiempo trajo chorizos caseros, pescado, carne y distintos bichos en escabeche: cuises, mulitas y conejo….¡inclusive hasta ñandú! , cosa que realmente llamó mi atención pero no me atreví a lastrar porque oí que los ñandúes están en riesgo de extinción y me pareció que era como morfarme un tigre blanco o un demonio de Tasmania. Con el tiempo amén de carbón y palitos para encender el fuego, incorporaron, fideos, arroces ,bebidas y artículos de limpieza, que poco tienen que ver con lo autóctono pero que me sacan de apuro , pues mientras espero para comprar milanesas de pollo , suelo pensar en el natural proceso digestivo y agrego a mi compra lavandina y pastillas desodorizantes para el inodoro. A esta variedad artículos agregaron hace poco un mostrador adonde expenden lácteos , fiambres y quesos.Más tarde pusieron un exhibidor de lo que se llaman snacks: papas fritas, chizitos y conitos, de esos fabricados con distintos tipos de polipropileno expandido y sal, que se usan en los cumpleaños para acallar a los niños inquietos y revoltosos, intoxicándolos para que no rompan los cocos. Hasta ahí uno va tolerando en función de su comodidad la ampliación de rubros, que hace que ya no sea una pollajería y que pondría en un brete a los inspectores municipales, si alguna vez recorrieran mi barrio, porque como muchas cosas de la vida y los sentimientos, el negocio en cuestión es algo difícil de definir. Como hecho anécdotico , pero que bien puede hablar de la contundencia de los alimentos que allí se expenden, debo decir que el local está atendido por tres robustas mujeres , con algún grado de parentesco que no alcanzo a definir. Las tres pasan, holgadamente, los cien kilos, y se suma al conjunto un muchacho dueño del negocio y pariente de las antedichas señoras, que también supera esa marca en la balanza y que si no regenteara ese negocio, tendría un gran futuro como custodio, levantador de pesas o integrante del panel del programa televisivo “Cuestión de peso”. Es sabido que la gente para discriminar es mandada a hacer, de manera que cuando digo que los productos de allí son muy buenos y doy la dirección del local descripto, muchos exclaman , ¡Ahhh!... ¡el almacén de “los gordos”…!El tema es que en este afán expansivo de incorporar nuevas cosas ,el local en cuestión ha hecho una adquisición que aunque ya se ha visto en otros negocios de la zona no deja de ser sorprendente para mí. Y es que desde hace unos días está en el negocio un policía con su arma reglamentaria su chaleco antibalas. Claro , alguno dirá, ¿Qué tiene de raro si ahora muchos negocios pagan una custodia por la ola de asaltos? Lo raro para mí es que el policía esta atrás del mostrador, tomando mate con bizcochitos entre los fornidos dueños, eso sí, empuñando una pistola rotuladora con los que remarca precios de productos ( con muy buena puntería) …. e inclusive…. ¡trayendo milanesas recién hechas en la trastienda para ponerlas en la heladera exhibidora! Tal vez por la escasa actividad deportiva de esas rutinas, o siguiendo la línea expendedora, en las ultimas semanas al policía lo veo más gordito.... ¿Será parte del nuevo modelo de integración del personal policial a la comunidad? ¿Una nueva forma de ataque a la delincuencia, para que el chorro , en vez de un garrotazo de goma reciba un sticker con un precio nuevo en la nuca o una milanesa de pollo por el mate? ¡No me quiero imaginar como ayudan los policías que custodian el cabaret de la otra cuadra, no me quiero!