miércoles, 27 de febrero de 2008

Empiezan las clases.... un texto de regalo junto con la mochila de" Revista Jardincito"


¡ EL NENE ME PISÓ EL JARDIN !
Pocos días en la vida de una persona son tan emocionantes como el primer día en que su hijo entra al jardín de infantes. Y pocos también tan dramáticos.
Porque por empezar las clases comienzan en marzo, fecha en que mientras los jubilados disfrutan remojando sus várices en San Clemente, con los 36º que nos mezquinó la primera quincena de febrero, usted está con zapatos, camisa, la cámara de fotos a cuestas y el plomo de su suegra, compartiendo sanamente y en familia el reducido espacio del salón de actos del jardín junto con 463 salames que igual que Ud, están sudando los ravioles cantando desafinadamente el himno.
Pero éso no es todo: detrás y a los costados suyos están los que gracias a la tarjeta de crédito (que recibieron del banco sin ni siquiera solicitarla) se compraron una cámara de video en cuotas y cual Spielbergs del subdesarrollo están forcejeando por obtener una toma aérea de su pibe con luces de 500 watts "disculpá, pero hay poca luz ¿viste?" . Sí, - piensa uno – pero pasáme el bronceador….
Para alegrar la velada una maestra pone en el Winco uno de María Elena Walsh.
_"Poné uno de Catupecu!!!! " grita uno de la última salita con cara de repetidor , un tatuaje en el brazo y más años que Matusalén.
La directora improvisa - mientras se seca el sudor del bigote - un encendido discurso que remata con un el clásico pedido de ayuda a la cooperadora,
Ajeno a ésto se divisa una polvareda entre la tropa de pintores multicolores, que no es otra cosa que una revolcada por el piso de su hijo y otros delincuentes de su salita con lo que fue motivo de preocupación para padres, tíos y abuelos: el pintor amarillo patito que a esta altura ya es el patito feo.
Y su niño ya queda como un desgraciado, pobrecito. Porque no faltan aquellas madres desubicadas que se pensaron que el primer día de jardín era el desfile de Giordano en Pinamar. Pintores impecables con puntillas, bordados, cuellos anchos, volados, lentejuelas y mil distintos tonos de verde pá ver quien llama más la atención.
Pero ya la fiesta terminó. Marche la bandera de ceremonias para la dirección, al winco y al disco del himno lo acovachó la portera, y las maestras con la listas de alumnos bajo el brazo empiezan a aplaudir . Cada quien con su cada cual, cada ternero a su teta es el modo de mamar….
Y los pibes no quieren saber nada, claro. El pasillo del jardín es el muro de los lamentos .Aunque las maestras se llevan a los enanos de jardín haciendo trencitos, por los gritos de terror eso parece el tren fantasma.
Las madres contienen el llanto y empiezan a chusmear entre ellas en la vereda, y se consuelan entre sí diciendo
_ Y bueno… es el período de adaptación .... -Claro que nadie sabe si es para los nenes o los padres….
Los papás, para pasar el mal trance, junan alguna ex- novia del barrio que trajo un pibe a la otra salita… “mirá la Gladys… todavía esta buena…" -piensa más de uno tratando de olvidar la imagen de su su hijo llorando mientras se lo llevaban a la rastra a la salita.
Y de a poco la barra se va dispersando, entre chistes malos, saludos a conocidos, comentarios sobre lo docentes nuevos…. pensando en lo largas que se van a hacer las horas hasta rescatar a sus niños de esa bruja, esa arpía, esa desalmada, esa joven con manos de tijera, esa usurpadora de afecto …que es la maestra jardinera.
(Va forrado en papel araña a las queridas docentes y a los padres primerizos en dejar nenes en instituciones escolares )

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